¿Que si no lo he echado de menos? Que equivocadito. Y como en ese momento me pilla tan por sorpresa se lo suelto, tal cual.
-Pues la verdad es que sí, para qué te voy a mentir.
Se ríe a carcajadas, encantado. Yo, intentando normalizar mi confesión empiezo a contarle que se ha notado la bajada de plantilla, que tuvimos muchos clientes, y que se ha perdido unos días muy intensos en la tienda. Y en mi defensa, os diré, que todo eso, era verdad.
Ese día trabajé tan a gusto. Lo cierto es que su compañía en la tienda hacía que las horas se me pasasen volando y que ir a trabajar no fuese en absoluto trabajoso.
Al día siguiente, empezó a seguirme en redes. ¿Podía hacerme más ilusión? Como una adolescente me sentía.
Parecía que todo, pasito a pasito, iba tomando forma. O eso pensaba yo, hasta que una de nuestras compañeras, le preguntó a mi Andrés, por lo bajini, sobre nuestro tonteo. De esto, que estoy en el lugar correcto, en el momento indicado. Y escucho:
-¿Tu que vienes aquí a trabajar o a tontear?
-Pero si yo tengo novia.
Un ratito me tuve que quedar, en el probador en el que estaba, para poder quitar la cara de estupefacción.
¿Me explica este chico a qué estaba jugando?¿por eso no me había pedido el teléfono? Con razón. Me siento timada. Pero ahora saldré del probador, con una sonrisa y muy digna. ¡Como si nada!
Me resultó imposible estar con él, como hasta el momento. No me salía picarlo cada vez que nos cruzábamos, y él, lógicamente, se dio cuenta.
-Que calladita estás.
-¿Te aburres?
-La verdad es que si.
-¡Que pena!
Y me voy, que no soy su entretenimiento de por las tardes. Aunque lo haya sido hasta el momento.
Pero me busca y me busca. ¡A ver si lo de la novia va a ser mentira!Mis ganas…
Tengo que salir a superar la noticia. Pero menuda sorpresita me llevo a escasos minutos de llegar al lugar elegido, para comenzar la fiesta.
¿Quién está ahí? ¿Realmente es él?¿ Y ahora qué?